El vino rosado puede elaborarse a partir de uvas tintas o de la unión de variedades blancas y tintas siendo aquellos vinos que tienen similitud con el color típico del tinto aunque con tonos más sonrosados que pueden ir desde los colores de piel de cebolla y asalmonados hasta las tonalidades cercanas al violeta según las uvas y las técnicas de producción utilizadas.
Los rosados han sido considerados como vinos comodín por mucho tiempo puesto que son perfectos para acompañar los más diversos platos y aquellos que se resisten a combinar bien con los blancos y a los tintos aunque últimamente se han ganado el prestigio y el protagonismo suficientes como para poder competir en igualdad de condiciones con los demás tipos de vinos. Está claro que con un rosado siempre acertaremos. Estos vinos suelen ser sedosos y muy agradables de beber y cada vez cuentan con más adeptos entre los aficionados.
El vino rosado se elabora macerando las uvas tintas por un tiempo muy inferior al que se emplearía en la creación de un tinto. Normalmente son vinos jóvenes, frescos y con la fruta muy presente, pero hay buenos ejemplos de vinos rosados envejecidos que se muestran más complejos. Una de las zonas con mayor tradición de vino rosado es Navarra, una de las regiones pioneras en la elaboración de estos vinos en nuestro país, aunque hoy en día podemos encontrar muchos ejemplos de grandes vinos rosados a lo largo y ancho de la geografía española. Las principales variedades de uva utilizadas para elaborar rosados son el Tempranillo, la Garnacha y la Syrah, sin olvidar la Cabernet Sauvignon, la Merlot, la Bobal y la Tintilla de Rota.
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