Grégory Pérez estableció su propia bodega en la zona del Bierzo, Bodega Mengoba, después de pasar varios años en Francia aprendiendo el oficio.
Grégory Pérez basa su trabajo en el respeto y la sostenibilidad de la viña, buscando siempre alcanzar un vino natural que transmita la máxima personalidad de cada "terroir".
Tiene una filosofía y método de trabajo que intenta inculcar en su entorno y así asegurar la elaboración que combine perfectamente naturalidad y carácter.
Sólo usa variedades autóctonas, eliminando el uso de tratamientos nocivos o excesivos de la uva durante todo el proceso, y premiando la calidad antes de la cantidad.
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