Made in La Morera: “Lo posible lo hacemos al momento, para los milagros nos estamos preparando”

La Morera, establecida en el año 1998, es la segunda empresa que montaron los Quintana en Mataró, después de La Palmera, un bar que pronto se les quedó pequeño para sus grandes aspiraciones. La familia entera forma parte de este proyecto: Juan Antonio Quintana fue el fundador, aunque ya retirado; sus hijos, Sergio y Juan, llevan las riendas del negocio en la actualidad y María Antonia, la madre de ambos dirige la cocina.

Aquellos que vienen a La Morera se convierten en habituales, y es que es difícil no encariñarte de todos ellos. La atención al cliente es una de las premisas principales de sus dueños: “Todo el mundo debe salir con una sonrisa, sino no hemos conseguido nuestro objetivo. Por eso el precio también es importante y debe ser justo” nos comenta Sergio Quintana en nuestra visita. El personal respira ese espíritu y lo muestran de la misma manera que los propios empresarios. Tienes que dejarte llevar por ellos y que te guíen en cada ocasión: un tapeo familiar; una cena romántica; un desayuno de tenedor; etc. Cada momento tiene su plato para disfrutarlo de una manera única.

Nombrar una única especialidad de la Morera es difícil, por eso mismo el slogan de su entrada es más que una definición para ellos: “Lo posible lo hacemos al momento, para los milagros nos estamos preparando”. No fue algo que ellos mismos escogieran, fue obra de un antiguo cliente y propietario de un bar musical de la zona, el Mackenzie, que les rebautizó con este singular mantra que les caracteriza. Y es que los Quintana no se detienen ante ningún reto.

La carta se elabora según mercado, y María Antonia se encarga de que siempre haya guisos de temporada disponibles para los clientes. La materia prima se escoge cuidadosamente:
-    Pescado y marisco provienen de la Lonja de Arenys de Mar
-    La carne viene de San Sebastián, donde un profesional especializado de confianza de los hermanos Quintana escoge las mejores piezas
-    El jamón es de Cumbres Mayores, un pueblo de la Sierra de Aracena (Huelva) donde ambos hermanos van cada año para hacer la selección.
-    El vino también es parte esencial de la carta de La Morera, donde la variación y la rotación de vinos hacen que siempre haya algo nuevo que catar. Ambos hermanos acuden a las catas y prueban todos los vinos, aunque Juan es el sumiller oficial de la familia.
En esta ocasión, nuestros anfitriones nos deleitaron con un perfecto menú para degustar sus mejores platos.

No podríamos empezar de una mejor manera que con un plato de Jamón Ibérico, unas anchoas de Santoña y unos boquerones en vinagre. Una forma idónea de empezar a abrir apetito. Un fino de altura era lo que se pedía en este primer plato, por lo que escogimos Caberrubia de Luis Pérez, un inusual Fino de Jerez elaborado sin encabezar y sin el sistema clásico de criaderas y soleras (crianza estática). Su sapidez, aroma y carácter  hacen aflorar lo mejor de un jamón recién cortado.

Continuamos nuestro recorrido gastronómico con un Bogavante acompañado por patatas paja y huevos fritos bajo una fina capa de trufa negra. Sin dudarlo, uno de los mejores platos que hayamos probado. Y no es únicamente nuestra opinión, dado que Carlos Herrera elogió el mismo plato en su artículo sobre su visita al local en julio de 2018. Simplemente exquisito.

Llegar a estar a la altura de tan singular plato era difícil, pero el Rías Baixas de de Iria Otero, Sacabeira 2017, elaborado de dos parcelas del Salnés era una elección sencilla. Un albariño de viñas de 40 años, y con una maceración de 11 meses sobre sus propias lías, ofrece un sabor excepcional en boca, fresco y con potencia.

Para finalizar, llegaron dos platos fuertes. Unos callos que picaban lo justo, suaves, gelatinosos y nada grasientos. La salsa era espesa y de sabor suave lo cual hacía imprescindible tener una puntita de pan para acompañarlos, sino sería imperdonable.

Y el segundo de los platos fuertes fue el Chuletón de Vaca Rubia.  Carne tierna, poco hecha para potenciar su sabor y no dejar perder su esencia.

Acompañar platos tan fuertes en sabor requiere de un vino que aporte equilibrio. Para esta ocasión nos sirvieron  Arenisca 2017 de Isaac Cantalapiedra. Sensacional selección de viejas viñas de Tinta de Toro, algunas prefiloxéricas. Un vino intenso en nariz, con notas de mora, ciruela y cueros. Equilibrado, carnoso, persistente, elegante y vivo en boca.

En definitiva, La Morera es un espacio donde siempre quieres volver, y eso pensamos hacer nosotros. Sólo deciros que la visita será obligada la primera vez, porque en cuanto entréis, formareis parte de una familia. Una familia que os acogerá con los brazos abiertos y de donde saldréis con una sonrisa y un buen recuerdo.


Restaurante La Morera
Av Mareme 509
Mataró
93 796 07 54